ALUCINANTE...
Mira este video, en la decada del '70 se estrenaba en Buenos Aires el Film "Expreso de Medianoche"...Te acordas?, una pelicula impresionante que batio record de taquillas, un clasico que merece ser visto una y otra vez, la Banda Sonora correspondia a Giorgio Moroder, Zarpado por demas con su modo de hacer musica, un icono de nuestra epoca, aqui un homenaje a este "capomusical" en esta "rarisima version" imperdible.
LOS QUE LO HACEN:
DUOUD:
Smadj y Mehdi Haddab, niños de la agitación musical parisiense de los años 90, han elegido el oud, apenas como uno elige sus pasteles preferidos: con una avaricia aceptada, sin miedo ni complejo. Durante mucho tiempo, el productor oriental-electrónico y el mago-miembro de Ekova han satisfecho su necesidad de jugar en sus barras preferidas o en la intimidad de un partido entre amigos.
Con esta misma simplicidad decidían a registrar la fruta de su mandilar de la noche. Respetuosamente insolente con la tradición del instrumento, las consonancias “clásicas” y las composiciones personales, calor del instrumento acústico y saturación electrónica del árabe que se alternaban, los dos compañeros incluso invitaron a algunos colegas que compartieran su alegría (particularmente los “fabricantes de los fuegos artificiales” del violoncelo del vago).
Mira este video, en la decada del '70 se estrenaba en Buenos Aires el Film "Expreso de Medianoche"...Te acordas?, una pelicula impresionante que batio record de taquillas, un clasico que merece ser visto una y otra vez, la Banda Sonora correspondia a Giorgio Moroder, Zarpado por demas con su modo de hacer musica, un icono de nuestra epoca, aqui un homenaje a este "capomusical" en esta "rarisima version" imperdible.
LOS QUE LO HACEN:
DUOUD:
Smadj y Mehdi Haddab, niños de la agitación musical parisiense de los años 90, han elegido el oud, apenas como uno elige sus pasteles preferidos: con una avaricia aceptada, sin miedo ni complejo. Durante mucho tiempo, el productor oriental-electrónico y el mago-miembro de Ekova han satisfecho su necesidad de jugar en sus barras preferidas o en la intimidad de un partido entre amigos.
Con esta misma simplicidad decidían a registrar la fruta de su mandilar de la noche. Respetuosamente insolente con la tradición del instrumento, las consonancias “clásicas” y las composiciones personales, calor del instrumento acústico y saturación electrónica del árabe que se alternaban, los dos compañeros incluso invitaron a algunos colegas que compartieran su alegría (particularmente los “fabricantes de los fuegos artificiales” del violoncelo del vago).
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